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La guerra de los matiners, segunda guerra carlista[nota 1] o campaña montemolinista, fue un conflicto bélico que tuvo lugar fundamentalmente en Cataluña entre septiembre de 1846 y mayo de 1849.
Se debió al fracaso de los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón (Carlos VI en la nomenclatura de sus adeptos), que había sido pretendido tanto por algunos sectores moderados isabelinos —singularmente los liderados por Jaime Balmes y Juan Donoso Cortés— como por el carlismo. La reina terminaría casándose con su otro primo Francisco de Asís de Borbón.
Caracterizado por algunos historiadores más como un conflicto que como una auténtica guerra, se trató fundamentalmente de un levantamiento popular en distintos puntos de Cataluña. El número de partidas carlistas en esta región alcanzaba a fines de 1847 unos 4000 hombres armados frente a un ejército regular formado por 40 000 soldados que dirigía Manuel Pavía. Los partidarios más destacados de la guerra anterior, incluido Ramón Cabrera, se lanzaron a las montañas de Cataluña. En esta ocasión, los carlistas tomaron también el nombre de montemolinistas. La acción de más importancia de esta nueva campaña fue la sorpresa de Cervera hecha por Benito Tristany en la madrugada del 16 de febrero de 1847.[4]
A mediados de 1848 surgieron partidas en Extremadura y en Castilla, que no consiguieron éxitos significativos. Las partidas de matiners (madrugadores, en catalán, en referencia a que las partidas hostigaban a las tropas a primeras horas de la mañana) colaboraron en ocasiones con insurrectos de ideología progresista o republicana, en lo que vino en llamarse «coalición carlo-progresista».[5] Sin embargo, dicha coalición nunca llegó a existir realmente, sino que hubo meramente un acuerdo tácito, ya que ambos combatían a un enemigo común: el gobierno de Narváez.[6]
A finales de 1848 el nuevo capitán general de Cataluña, Manuel Gutiérrez de la Concha, que sustituyó a Fernando Fernández de Córdoba, consiguió debilitar la resistencia de las partidas carlistas. Esto, unido a los fracasos de sublevaciones carlistas en Guipúzcoa, Navarra, Burgos, Maestrazgo y Aragón, dificultó continuar con el conflicto. La guerra concluyó entre abril y mayo de 1849, cuando Cabrera y los Tristany cruzaron la frontera francesa ante la persecución del ejército gubernamental. El pretendiente Carlos Luis fue detenido en Francia cuando pretendía entrar en España.